Las brechas de género existentes se ven acentuadas en tiempos de confinamiento, emergencia sanitaria y social. Te contamos por qué:
Es cierto que la tasa de mortalidad de los hombres contagiados por COVID-19 en España es del 2.8% mientras que en las mujeres es del 1.7%. Sin embargo, las profesiones más feminizadas están resultando indispensables. Las probabilidades de contraer el virus por parte de enfermeras, celadoras, trabajadoras del hogar, cuidadoras en residencias o cajeras de supermercado, van en aumento. Según el INE, en España las médicas representan el 56% de las plantillas; las farmacéuticas el 66% y las enfermeras el 85%. En el caso de las cajeras de supermercado, y tomando el caso de Mercadona, las mujeres ocupan 7 de cada 10 puestos de trabajo, la mayoría de cara al público. Además hay que tener en cuenta las implicaciones emocionales y psicológicas de las mujeres de estos sectores, que están doblando turnos y haciendo más horas extras de lo habitual.
Una de cada tres vive en una situación de pobreza según Oxfam y son el único colectivo por cuenta ajena que no tiene derecho a desempleo. Varias semanas después de iniciarse la crisis, el Gobierno acordó que aquellas empleadas del hogar que hayan perdido su trabajo recibirán una prestación del 70% de su base reguladora. Sin embargo, las que siguen trabajando se quejan de que no tienen protocolos ni medidas de protección y están enfrentando jornadas de trabajo extenuantes. Por no hablar de las internas, que viven el confinamiento en espacios ridículos y deshumanizadores con graves consecuencias para su salud física y emocional.
Con el confinamiento en los hogares y la suspensión de las clases, muchas mujeres se enfrentan ahora a una triple jornada laboral. En primer lugar, las afortunadas que pueden teletrabajar deben seguir conectadas a su empleo. También hay que hacer la comida, limpiar la casa o asegurarse de que niños, niñas y mayores estén atendidos. A todo eso hay que sumarle una nueva tarea: el “homeschooling” o escuela desde casa, para que los más pequeños sigan el calendario escolar. Como dice la socióloga María Ángeles Durán, “el padre y la madre tendrán que ausentarse por turnos en sus empleos y lo hará sobre todo la madre”. Esto lo podemos intuir gracias a los datos de la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida: Ellos invierten de media 14 horas a la semana a las tareas del hogar y cuidados frente a las 26,5 horas que dedicamos nosotras. No obstante, Durán reconoce que estamos ante una “buena ocasión para redistribuir los cuidados y que los hombres se impliquen más”.
Según datos ofrecidos por el Gobierno, desde el inicio de la crisis se han reducido todos los delitos exceptuando el de la violencia machista. Al contrario, las mujeres y niñas que sufren habitualmente la violencia machista ahora se ven encerradas literalmente con sus agresores. Por ello, el Ministerio de Igualdad ha establecido un plan de contención y estas son algunas medidas:
Fuentes expertas alertan de que las consecuencias de esta crisis a medio y largo plazo serán sobre todo económicas y sociales. Sabemos que el trabajo más precario y la pobreza tiene rostro de mujer. En España una de cada 4 mujeres trabaja a tiempo parcial, frente a uno de cada 10 hombres. Además, las mujeres ostentan el 70% de los contratos temporales y la brecha salarial aún se mantiene en 21,9%. Por tanto, será necesario aplicar el enfoque de género en las políticas públicas para que las brechas y desigualdades no se ensanchen y nadie se quede atrás.
Texto: Isabel Gracia Vargas / Sibilas Consultoras.
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